Por Cristina Flores Cateriano
Hace tanto esperábamos una producción de tal calibre. Y de Momix podemos decir mucho: que es sutil, armonioso, placentero, alucinante, excitante…
La belleza de esta producción dejó a más de mil asistentes con la boca abierta. Entre el público se escuchaban expresiones como “¡wow!”, “¡Dios!” o “no puede ser”. Y es que esta puesta estadounidense dirigida por Moses Pendleton es una bendición para todo aquel que invierta su dinero en los 90 minutos más mágicos de sus vidas.
Desde el inicio, una pareja de intérpretes nos atraparon con sus calculados y sutiles movimientos al punto de que la forma en que se mimetizaban atrapaban a cada uno de los asistentes. Este tipo de danza ilusionista parecía celestial: como si el paraíso se hubiese asentado en el Teatro Municipal y un grupo de ángeles se desplazaran a paciencia y vista de todos. El juego de luces, los cuerpos esculpidos, la musicalización, los silencios, la calma que transmitían cada uno de los artistas y la disciplina que mantenían. Todo eso generaba una poderosa fuente de energía.
Esta puesta no solo representa disciplina, belleza y cultura. Hay algo que se debe rescatar con mayor hincapié: la constancia. Fue conmovedor caer en la cuenta de que a través de esta presentación uno piensa que el ser humano puede ser todo, absolutamente todo lo que ame.
La elasticidad de los bailarines era tal que uno podría pensar que la gravedad es nula para ellos. Su capacidad para estirarse, confundirse entre las telas, muñecos y demás artilugios era genuinamente impresionante.
Todo parecía tan fácil. Volar sobre un aro, bailar sobre grandes esferas de aire, mantener la línea perfecta de las coreografías. Traté de buscar un maldito error y no lo encontré. Por momentos me provocaba llorar de emoción por este espectáculo tan íntimo y sincero. Sin duda que a más de uno le dolieron las manos de tanto aplaudir. Sí, las ovaciones se sintieron.
Es importante valorar el esfuerzo de la Municipalidad de Lima por su iniciativa con el Festival de Artes Escénicas de Lima – FAEL 2012, en donde podemos encontrar la unión de producciones peruanas, argentinas, colombianas, uruguayas, brasileras, estadounidenses y demás. Entre las que destaco “Escrito por una gallina”, “Los hijos se han dormido, “Villa + discurso” y “Los Santos Inocentes”. Una oportunidad única y totalmente recomendable.
Me gustaría cerrar este texto con la siguiente pregunta: ¿hace cuántos años que en Lima no se fomentaban las artes escénicas con una actividad como esta?
Les hago una petición. Consuman teatro, consuman cultura, consuman arte, no se van a arrepentir. Desintoxiquemos nuestras mentes. Insisto, la experiencia es celestial.
Pueden ver la programación de FAEL 2012 en este link:
Les dejo un pedacito del final y un video de la propia compañia.